Lo œnico comestible que encontrŽ fue una lata de Nescao. Vac’a y oxidada. O los insectos y los otros bichos. Como los insectos, sapos y murciŽlagos no me sientan bien, me quedŽ pensando: ÀquŽ puedo comer? Ah’ no hab’a nada. Y afuera s’ que no sal’a. Pero, Ày ma–ana? Si viviese hasta ma–ana, ÀquŽ iba a comer? Yo no ten’a la menor idea sobre las especies de frutas venenosas. ÀQuŽ iba a hacer? En ese momento me desayunŽ.
Para sobrevivir en la selva, iba a tener que aprender mΓÇís cosas sobre ella. Y sobre las especies que viven ahΓÇÖ. Como tenΓÇÖa la suerte de por lo menos haber caΓÇÖdo en un laboratorio abandonado por gente, lo mejor que podΓÇÖa hacer era aprovechar el tiempo para aprender algunos